miércoles, 22 de junio de 2011

CREARÉ POESÍA



Algún día crearé poesía
las palabras manarán de mi pluma,
serán saetas certeras en el corazón,
avivarán el fuego de la casa vacía,
quitarán  del alma  sombras y bruma.
Palpitará bajo mi mano el papel.
Las letras emergerán una a una
plasmando palabras, rimando, versando
construyendo una poética torre de Babel
que contenga en si misma la luz de la luna
los sueños, el amor, lo mejor de este mundo.
Podré gritar que he logrado la mejor poesía.
Hablará de derrota, de lluvia fina y aromáticas rosas
de ilusiones nuevas, de fe, esperanza...ambrosía.
¡Ah! El mejor poema. Aquel que se lee y se goza...
*  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *
Levanto la vista y mis ojos te encuentran:
fuerte y desvalida, tan ajena y tan mía
llevando en ti misma el universo entero
el oro que extrae el minero del suelo
y que cae en cascada sobre tus hombros de niña,
ese cielo que ha quedado atrapado en tus ojos
las cerezas más dulces son tus labios rojos.
Entonces comprendo que poesía es miel,
un remanso de paz en plena tormenta
una obra maestra que crispa la piel
huele a flores frescas, a travesura y a menta.
Es una estrella que brilla en plena alborada
el trigo dorado que el sol ilumina,
la visión perfecta de la persona amada
es inmensa, pura, inquebrantable...divina.
¡Necia! -me digo a mi misma- ¡Tonta y loca!
tenía ya conmigo los mejores versos
quellos que al corazón estremece y toca
los que bordé con desvelos y besos.
He creado ya la anhelada poesía
¡Hace tiempo que es solo mía!
Me llena de gozo, de risas, de anhelos
y me hace elevar la mirada a los cielos.
Por eso aquí dejo  pluma y papel
las palabras hermosas y el oropel
rompo el silencio y la quietud
para mostrarle a todos mi mejor poema...
Y ese, hija: eres tú.
Elena Ortiz Muñiz

LA MEMORIA DE TU VOZ

Ven  a mí
Mi alma te espera
Ven,  la noche es corta
Dolorido esta mi pecho
Sangran mis ojos desechos
Te busco y no te hayo.
El respiro de mis labios
Implora tu boca
La memoria de tu voz
Se pierde en el silencio
¡Oh ¡  estoy muriendo
Mis pupilas ciegas
Se envuelven en su propia sombra
¡Oh!  Mi alma se eleva
Si mover una hoja.

Ven a mí
La tarde contempla la tristeza de mi rostro
¡Morir ahora!
Detener el suspiro de mi boca
La luz de la vela se apaga lentamente
Igual que mi alma en pena.

Sarahis Méndez





CICATRICES



Aunque  el tiempo, inexorablemente, ha pasado,
recuerdo más que nunca tu presencia querida a mi lado.
Profundas han sido las cicatrices de tu cruel huída,
casi tanto como el surco de tus huellas en mi vida.
Traté. Por todos los medios, intenté olvidarte,
y sin embargo, agonizante te llama mi corazón amargo
que sangrante, pisoteado, lacerado y olvidado
intentó desesperadamente vencer al dolor.
Fue por eso que reconstruí mi vida, improvisé otro amor.
Te quise y te quiero ¡Sólo Dios sabe de qué manera!
Contigo éxtasis y locura, acompañando la pasión serena.
Fuimos uno solo mientras caminamos juntos,
en armonioso compás dos seres distintos.
Pero la vida...¡ah esta vida tan cruel!
separó nuestros caminos y el roce piel a piel.
Nuestros horizontes no eran los mismos,
no defendimos nuestro querer.
Ahora es ya demasiado tarde.
Solo me queda, en el ocaso de mi existencia,
recoger las hojas secas de tu presencia
mirar atrás buscando la dirección del viento
para enviarte un cálido "te quiero"...
y sepas lo que aún siento.
Elena Ortiz Muñiz