Siempre lo
envolvió con sus ojos
De mirada
tierna.
Siempre lo
amarró con besos
De miel y
almíbar.
Siempre sus
palabras de amor
Derribaron
las murallas de los celos
Y siempre
siempre le clavó puñales
De traición
en sus espaldas.
¿Cómo iba a
sospechar de esa mirada
De blanco
puro e iris cristalinos?
La palabra
dulce y la caricia lenta
Lo llevaban
al cielo..
Pero ese
ángel de candor
Era un
demonio.
Su candidez
era el anzuelo para enredar incautos
Como una
viuda negra
Que se
aparea y, luego…
Asesina a su
amante.
Este ángel
no, jamás…
Mantenía su
imagen pura
Ante sus
amantes
Como una
Mesalina revivida
Y cuando ya
el hombre no daba más
Lo desechaba
como un periódico de ayer.
Mi amigo, el
que ocasionó estos versos,
Se convirtió
en viudo negro
Y esos ojos
verdes
Ya no me
miran como me miraban.
Edgar
Tarazona Angel