No me mires
cuando hablas
Porque sé
que mientes,
No digas
palabras dulces
Impregnadas
de hiel amarga y veneno.
Siempre la
palabra vana
El vocablo
tierno,
los ojos soñadores y la caricia perfecta
Me rinden a
tus pies
A sabiendas
que la falsedad
Inocula en
mis sentidos
El dolor del
engaño.
Hace meses
lo supe
Y hace pocos
días lo vi…
No mientas
más, no digas que me amas,
No jures por
lo más sagrado
Que todo es
falso
Y que no es
lo que yo pienso
Si hasta en
las sábanas de nuestros encuentros
Hay otro
aroma… el olor del amante.
Y te digo
adiós por siempre.
Mi venenoso
amor.
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